Cada día, cuando la señal
dice que hay que arrancar
en una ventana
que se abre
acaricio antiguas penas
con la devoción de un creyente
con pies de algodón, camino sobre eso
para no dañarlo
que se mece como flotando
en el océano de la memoria.
después, como si cerrara la sala de un museo
guardo las obras de mi creación
y expando la mirada
por esa multitud de objetos
que conforman un presente
vacío
como los renglones sin escritura.
es muy linda tu poesía, Pato, estuve leyendo, quedamos en contacto.
ResponderEliminarun beso
leticia
www.cadadiafaltamenos.blogspot.com