el cielo azul del equinoccio
envuelve la noche
otra vez la soledad
sin ropajes
amigable y temible
como el movimiento del océano
es este vacío lleno de contenidos
cuándo llegará la ola salvadora
o mortífera
que ponga velocidad a la rutina
las violetas perfuman el silencio
que no es aquel
de los anhelos lejanos
estas ya abandonaron la humildad
son el color profundo
más allá de la frontera.
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